Tras una mañana de Viernes Santo vacía, por la ausencia de Ntro. Padre Jesús Nazareno, llegó la tarde y la hora de salida la primera hermandad, la Expiración. Tras algunos minutos de retraso, la plateada cruz de guía de la hermandad se ponía en la calle. 

Cielo plomizo y llovizna intermitente seguían siendo los protagonistas de este día. La hermandad realizó la primera parte de la estación de penitencia con cierta normalidad. Fue después de la Ceremonia de la Expiración cuando la procesión se vio obligada a retornar al templo ante el empeoramiento del tiempo. La hermandad se encerró en el templo en torno a las siete de la tarde.

Por otro lado, la hermandad del Descendimiento del Señor bajaba de su barrio rumbo al centro de la ciudad por la calle Julio Burell. Este año había realizado su salida a las cuatro y media de la tarde. Nunca, al menos en la historia reciente, había salido tan temprano (sería la primera hermandad en entrar en Carrera Oficial). Al llegar a las Ocho Puertas regresaba al templo por calle Los Riscos. La lluvia también impidió una estación de penitencia normal.

No tenía buena pinta para la hermandad del Santo Entierro. Pero tras una hora de espera, a las ocho de la tarde, ponía su cruz de guía en la calle con la intención de hacer un recorrido corto. Dicho recorrido se tuvo aún que acortar más por la aparición nuevamente de la llovizna, quedándose al final en una vuelta a la manzana: Plaza San Francisco, C/ San Francisco, Marqués, Teniente Ochoa, Sagunto, Plaza San Francisco.

Triste Viernes Santo. Una vez más, un año más, el tiempo nos priva de ver nuestras hermandades en la calle con plenitud. Solo toca esperar al año que viene.