lunes, 25 de marzo de 2013
Según las previsiones por la tarde mejoraría. Supuestamente lo peor habría pasado a la hora de la salida de la hermandad de la Santa Cena.

Los colectivos musicales de la hermandad, banda de cabecera y trompeteros, iniciaron el pasacalles desde la calle Puente, en torno a las cuatro de la tarde. A esa hora, finas gotas marcaban las doradas capas. No era una lluvia preocupante, pero la incertidumbre volvía a estar presente. Esta fina lluvia volvió a aparecer cuando el cortejo, trompeteros, directiva y banda de cabecera, enfilaban la cuesta de Santa María.

En el interior volvió a reinar la incertidumbre y el nerviosismo. La junta de gobierno se reunió para decidir si salir o esperar dos horas. Finalmente y tras unos minutos de espera se comunicó la noticia de salir a la calle, sin esperar y siguiendo todo el recorrido programado. La Santa Cena y Ntra. Sra. de la Paz saldría a la calle un año más.

Los rayos de sol volvieron a bañar el interior de la capilla cuando esta se abrió. El curioso sol se asomaba y apartaba las nubes para contemplar la obra magna de nuestra Semana Santa, la Santa Cena del Sur de Victor de los Ríos.



Los clarines y la marcha triunfal sonaban en una abarrotada lonja de Santa María y el gran trono de Guillermo Francoso hacía su aparición después de unas complicadas maniobras. Y tras Él la blanca señora de la Paz, sobre su cuadrilla de costaleros rodilla en tierra. La hermandad estaba en la calle, pero la vista no dejaba de mirar al cielo.


Por la plaza del Ayuntamiento volvió a aparecer el temido agua en forma de finas gotas. Se dudó por un instante que hacer, pero la hermandad continuó hacia adelante. Buena decisión. Un espectacular arco iris se dejaba ver en ese momento sobre un fondo gris oscuro.



Fue un extenso recorrido por calles anchas en su mayoría, para así poder mostrar el trono en su posición original, a lo ancho.  Calles típicas de esta hermandad como Baños, Tetuán, Julio Burrell o Espronceda estaban repletas de gente, aguardando a ver la que fuera en otro tiempo la hermandad del comercio.


El agua no volvió a aparecer, pero el frío, al igual que el sol, tampoco quiso perderse la estación de penitencia. Quizás esta fuera una causa de la poca gente en Carrera Oficial y posteriores calles.

Finalmente, a falta de una hora para la media noche la procesión se encontraba en la Plaza del Ayuntamiento, lugar desde donde la banda de cabecera deja su posición inicial para colocarse detrás del paso de misterio y entonar la marcha Triunfal durante la subida de la cuesta de Santa María.

En ese punto los clarines tocan una y otra vez. El final está cerca y hay que darlo todo, hay que vaciarse.  Detrás, la Señora de la Paz hace la subida acompañada cada año con más gente "cangrejeando" y viéndo de cerca como es mecida por su cuadrilla de costaleros a los sones de la A.M. Maestro Alfredo Martos.

Y así, a las doce de la noche la hermandad entraba en el templo poniendo el punto y final al Domingo de Ramos en Linares. Un domingo que pese a empezar con incertidumbre y deslucimiento, acabó de manera brillante.

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