viernes, 29 de marzo de 2013
La fina e intermitente lluvia ha sido la protagonista en esta pasada Madrugá linarense, lluvia a la que desafió el Nazareno en un acto de valentía, pero que finalmente se tuvo que ver obligado a regresar al templo apenas dos horas después de su salida.

Pocos minutos después de las dos de la mañana se dejaban oir los primeros sonidos de las roncas trompetas de los trompeteros del Nazareno, señal que indicaba que la noche nazarena comenzaba.

Uno de los momentos más esperados, además de la Bendición, es el pasacalles de la Banda de Cabecera. Este año tuvo lugar desde el legendario Coso de Santa Margarita. Desde allí sus más de ciento cincuenta componentes, escoltados por otros tantas personas que allí se habían congregado, entonaron temas tan carismáticos como "Aída", "Hermanos Trompeteros" o "Going Home".




Desde ese momento, la lluvia hizo su aparición en Linares de manera intermitente en mayor o menor medida. Ya en San Francisco y con los pasos de San Juan y Mayor Dolor en la calle la llovizna se agudizó y los paraguas cubrieron la plaza. No obstante la procesión parecía continuar. Tal vez era solo una nube pasajera... Con algunos minutos de retraso las puertas de San Francisco se abrieron y apareció el Señor de Linares para impartir la Bendición. La llovizna continuaba.

Pero el Nazareno dio la Bendición a los sones de "Oración" y tras los numerosos vítores de "VIVA EL NAZARENO". Todo parecía que discurriría con normalidad pese al mal tiempo y al cielo rojizo que se desplegaba sobre Linares.


Pero fue cuando la Cruz de Guía discurría por Sixto Cámara cuando la llovizna alcanzó un grado en el que rompió esa normalidad que la cofradía parecía transmitirnos. Las velas del paso de Misterio fueron apagadas y el paso fue cubierto por un plástico. Triste imagen ver así al Señor de Linares. Ahora sí parecía que había "vencido" la lluvia, pero unos minutos después, cuando la lluvia volvió a tornarse en poco menos que llovizna, los plásticos fueron retirados. El paso de misterio volvía nuevamente a estar expuesto a la evidente inestabilidad.


Pero ya el camino estaba claro, el regreso a San Francisco. San Juan y Nazareno regresaría por Isaac Peral y Mayor Dolor deshacería sus pasos. Algo similar ocurrió hace pocos años.

Triste final para una Madrugá linarense en el que el mal tiempo fue la protagonista. Quizá se esperaba que fuera simplemente una nube pasajera, pero desgraciadamente en esta ocasión no salió bien la jugada. Esperemos que el valiosísimo patrimonio de esta hermandad, no se hayan visto afectado. Quizás el corazón esta vez tiró más que la cabeza. Ánimo a la hermandad y a levantarse.

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