Hace tiempo dediqué una entrada al proceso de elaboración de una obra de imaginería. En esta entrada de hoy me gustaría centrarme en las primeras fases de este proceso: los bocetos.

Como ya sabemos, el proceso escultórico de una obra de imaginería consta de diversas fases desde que esta es encargada hasta que esta es entregada.

Una vez que el imaginero recibe los requerimientos por parte de la hermandad, es decir, la iconografía a representar, este realiza un minucioso estudio. Primero debe conocer el estilo de la hermandad para que la obra encaje satisfactoriamente. También debe conocer si su obra formará parte de un grupo escultórico ya iniciado. En ese caso se requerirá un estudio de las imágenes ya realizadas para amoldarse a su estilo y proporciones, consiguiendo así un todo lo más homogeneo posible.

Cuando el escultor tiene claro todos estos puntos procede a la realización de un dibujo a lápiz. En las siguiente imágenes podemos ver dos bocetos de Luis Álvarez Duarte. El primero de ellos para la imagen de Ntro. Padre Jesús de la Columna de Linares y el segundo de ellos, el realizado recientemente para el nuevo Cristo de la Buena Muerte.

El siguiente paso es la realización de un modelo a pequeña escala en arcilla a partir del dibujo plasmado en papel. Este paso es fundamental para componer la obra en el espacio, sobretodo si se trata de un grupo escultórico. Las siguientes imágenes que os muestro a continuación corresponden a dos modelos de Victor de los Rios: el primero para la imagen de Ntro. Padre Jesús de la Columna de Linares y el segundo para el grupo escultórico de la Santa Cena.

En próximas entradas nos adentraremos en las siguientes fases de elaboración de una imagen, como son el modelo a tamaño real y el tallado en madera.